viernes, 1 de mayo de 2009

El Amor En La Época De Su Reproductibilidad Técnica

Hace ya algún tiempo que vimos El Amor En La Época De Su Reproductibilidad Técnica. Intenté en su día escribir sobre el corto pero no encontré el punto de partida o las palabras acertadas, pese a que todavía podía utilizar el denominado método impresionista, así que desistí en el intento. Sin embargo, hace unos días leí este párrafo de Eduard Punset y decidí tomarlo prestado.

En realidad, nunca fue fácil disfrutar de ambas cosas: de lo virtual y lo real. La gente se siente sola pero teme la intimidad. Esta paradoja está en pleno epicentro del sufrimiento humano. Tanto el amor, desde tiempos inmemoriales, como el ordenador o el robot hoy en día ofrecen una solución aparente a esta paradoja, porque con el ser amado, el ordenador o el robot puedes estar solo, pero no sentirte solo.

Sin nada más que añadir al texto de Punset, claro, conciso y muy propicio para explicar el argumento del corto sin desvelar nada más que lo justamente necesario, podríamos hablar de la clara alusión al texto de Walter Benjamin, La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica. Benjamin hablaba del aquí y el ahora de la obra de arte como la marca de su autenticidad. El observador, consciente de la exclusividad del objeto, siente la lejanía existente con respecto a la obra por muy próximos que estén. La reproductibilidad técnica atrofia el aura que envuelve la vivencia estética, el objeto ya no es único, digamos que la sensación de lejanía se pierde. Algo así sucede con las nuevas tecnologías, podemos estar conectados a pesar de la distancia pero a la vez las relaciones sociales son más frías. El ser humano, social por naturaleza se refugia, se protege, se esconde en las nuevas formas de comunicación virtual, el aura social se pierde. Creo que es esto lo que vemos en la relación entre los protagonistas, Laura y Alex.

El Amor En La Época De Su Reproductibilidad Técnica, un corto sencillo a primera vista, interesante en el planteamiento, con un desenlace inesperado que da que pensar.

Epílogo

La profundización del conocimiento aplicado, la tecnología, abre caminos paralelos, como robots programados para inspirar en la gente la idea de que es posible entablar una relación con las máquinas. Pero, con toda probabilidad, el amor, el miedo y la ansiedad, el desprecio, la alegría y la tristeza, seguirán invadiendo nuestras vidas como antaño con el solo valor añadido, comparado con los chimpancés, de que a nosotros nos basta imaginar aquellas emociones sin cusa real que las suscite.
A lo que añadiría, -bonita diferencia.

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